78. 4º CICLO – DÍA CINCO

Sábado 13 de julio

Me desvelé a las 4:30 hs, no podía volver a dormirme, siempre pensando en algún pendiente o actividad por hacer, a mi cabeza no le gusta parar y menos cuando hay que dormir. Supongo que me debo haber vuelto a dormir un rato pero a las 6 vinieron a sacarme sangre y se escuchaba a las enfermeras muy divertidas, ¡una intriga qué estaría pasando! Seguí así hasta las 8 que entró Cristina para los controles y poner el zofrán. Se ve que voy al revés de todos, en la semana hasta las 9  hs no me entero de nada y el sábado ya estoy arriba desde temprano, debe ser que hoy me voy. Toco el botón rojo para llamar a Cristina porque la bomba del zofrán se terminó. Viene Caro y aprovecho a preguntarle si ya llegó la nutricionista para pedir un tostado bien tostado, a veces se olvidan de tostarlo de verdad. Me dice que todavía no llegó pero que ella ahora llama, capa total.

A pesar de estar despierta desde temprano recién me levanto para cuando llega el tostado, Andy seguía durmiendo. Mi desayuno de hoy tiene un poco más de onda, ¡estamos de festejo! Chocolatada con tostado, que obvio no estaba casi tostado, el pan seguía blanco, solo el queso se enteró que lo habían querido calentar, pero solo un poquito en el costado.

Llamo de nuevo para bañarme y al ratito vienen con las toallas y una bolsita para tapar la vía. Me di un muy buen baño, esta vez me acordé y abrí los trapitos antes de meterme a bañar, sino me vuelvo loca con las manos mojadas. Andy se va a buscar el desayuno y yo hago fiaca en la silla mientras me pongo crema y me visto, todavía con pijama, por las dudas, no hay que quemar las salidas.

El primer médico en aparecer es Sabrina, la clínica, a las 11 hs. Me revisa completa, le digo que hoy me voy de alta y se sorprende, no lo tenía anotado. Igualmente me ve bien y además vengo tolerando bien todas las bolsas. Después pasan a limpiar la habitación, habían venido justo cuando me estaba bañando.

Hoy volvió Pachu, ya estaba terminando su día laboral pero tenía que hacer una derivación a hematología así que aprovechó para pasar a saludar. Amorosa total, se quedó un montón. De paso calmó las aguas con Laura, nos reímos mucho, se ve que cuando no te están retando la información llega de otra manera. Andy estaba chocho de escuchar una versión que no fuera la mía encabronada. Sepan que el capítulo de ayer ya lo escribí post intervención de Pachu, porque en la versión de mi cabeza de la madrugada era bastante peor. Según Pachu lo de las enfermeras no fue como yo lo interpreté, y me tengo que quedar con la increíble evolución de todo. Me viene apurando con el libro porque ya tiene posibles clientes, capa.  Pero seguimos en la duda si venderlo por nuestra cuenta o mandarlo a alguna editorial, el lunes mandaré mail para ver si a alguna le interesa y evaluar si nos conviene. Es el primer libro, me da nervios dejarlo ir tan rápido, ¡quedó tan lindo!

Llegó el almuerzo, hoy que quería que pase la nutricionista para pedirle algo en especial, no apareció. Trajeron sopa de fideos largos, el caldo estaba rico pero los fideos re contra pasadísimos, ravioles de ricota con “salsa de tomate”, budín de los que no tienen sabor y de postre no recuerdo pero seguramente compota. Tomé el caldo con las lengüetas de Santa Paula, salvadoras, y de postre los dos alfajorcitos que quedaban. Hice un muy buen pedido el jueves a papá, me alimentó todos estos días, clave saber qué cosas ricas hay en la zona y clave tener un papá que sabe contrabandear productos. Obvio que Andy se comió el resto de la comida, pero hasta él admitió que no estaba muy rico.

Antes de irse le pedí que me dejara la valija sobre el sillón así empiezo a acomodar todo. En un ratito tenía casi todo guardado y el robot marcaba que, ¡en media hora se terminaba la última bolsa! Le aviso a Cristina para que pueda ir a buscar la verdadera última bolsa, la que dura una hora y se pasa con solución algo, que no recuerdo. Le muestro el libro de Male y se pone a leerlo, le gustó mucho.

Llega Solcha, mientras Cristina preparaba las medicaciones, se pone a ver el libro también. Como el libro está escrito con la letra de Open Dyslexic, amigable para lectores con dislexia, hablamos de dislexia. Me cuenta que hay una obra de teatro sobre la temática, que fue creada para una escuela y que ahora se estrena. Me acordé que también lo había visto, para los que estén interesados, ya se estrenó, se llama “LEXI”, en el teatro Picadero. Se venden las entradas por internet y me parece un gran plan para estas vacaciones y para concientizar sobre la temática. Sol me dijo que si va todo bien es muy probable que después vaya por los colegios, estaría buenísimo, falta mucha información y esta modalidad de contarlo me parece excelente. Después nos ponemos al día, es más fácil en vivo que por teléfono, no soy tan fanática del celular, ya varios se habrán dado cuenta. Me ayudó con el guardado de las últimas cosas y además fue testigo de las poquísimas ganas que tienen de que me vaya.

Yo venía contándole mi preocupación de que aún la hematóloga no había llegado, porque es quien me debería dar el alta, indicaciones y órdenes para esta post internación. Finalmente llega Mavi, Laura me había escrito un rato antes para saber cómo venía todo y comentarme que Mavi iba a pasar hoy. Le pido las órdenes que me faltaban de mediación y análisis de sangre, le comento que ya estamos terminando y me voy de alta. También se sorprende, no lo tenía anotado… Vuelve al rato con las órdenes y le recuerdo de mi alta, me tiene que escribir la epicrisis (mini resumen de internación, de cuatro renglones) y hacer el papel de alta que se entrega abajo. Muy tranquila me dice que cuando todo termine viene a verlo, a lo que le digo que faltaban dos minutos para que termine la última bolsa, me parece que es suficiente para confirmar que me voy, ¿qué puede pasar en estos dos minutos? Se ve que no la convencí mucho.

Aviso a Cristina, termina de revisar que pase la medicación por completo y después vuelve para heparinizar el port a cath (medicación) y sacarme el Tegaderm, con alcohol obvio. ¡Finalmente soy libre! ¡No estoy más atada a una torre y no hay cables saliendo de mi cuerpo que tengo que chequear que no se me enganchen en cualquier lado! Lo primero que hago es cambiarme y recordar que aún no tengo mi famosa epicrisis de la libertad.

Llega mamá, de sorpresa, traía la bolsa que se había llevado con ropa sucia, capa total, porque nos estaba faltando una bolsa. Terminamos de guardar todo, hacemos las últimas fotos de la habitación 402, al menos de esta internación. Papá ya estaba abajo en el auto, esperando pacientemente. Me pidió que le avisara media hora antes, yo le avisé cuando me desconectaron pero seguía esperando. Mamá decide ir a preguntar, le dicen que van a buscar a la médica para que pueda escribir la epicrisis pero vuelve solamente con el papel del alta, ya tenemos la mitad. ¡Finalmente llega la famosa epicrisis y podemos salir!

Me abrigo, como vienen haciendo todas las visitas estos días, al fin yo también me sumo a la salida. Nos recibe papá abajo, guardamos todo en el auto y me despido de mamá y Sol.

Obviamente que la merienda no la comí, por si tenían dudas eran las galletitas sándwich con mermelada. Desde que me desperté venía pensando en el muffin de Boulan pero cuando le digo a mamá que vamos a comprar algo, ella nombra a Violeta Massey y entre los dos me terminan convenciendo que vale la pena ir. Yo pensaba comprar una torta y nada más pero papá me convenció de comprar dos, y obvio que no le costó mucho convencerme. Llegamos a casa pero la cuadra estaba llenísima de autos, así que decide que mejor no se queda. Me llevó super engañada, pobre padre, salió en el auto en una ciudad que es imposible estacionar, solamente para traerme del Mater a casa.

Andy me esperaba abajo para subir todas las cosas y nos despedimos de papá. Él había comprado unos pancitos de queso y pan del cielo para merendar, poco sabía que yo ya venía con otros planes. Lo primero que hice, después de sacarme las zapatillas y lavarme las manos, fue prepararme una buena taza de choco krispis, los amo. Después comí un poquito de torta pero me pareció que ya era tarde para comer más. Lo llamé a papá para corregir el capítulo por teléfono y lo publiqué.

Vinieron Reimon y Toto de visita un rato. Reimon nos contó de su viaje, se fue a escalar una cascada de hielo, a la noche hacían -16º, totalmente loco. Hoy, además, se habían ido a navegar, ¡con el frío que hacía! A Toto no lo veía desde el jueves previo a que todo esto empiece, una locura, ¡qué rápido pasa el tiempo! Vieron el libro de Male, y leyeron algunas hojas, les gustó mucho la idea y los dibujos.

Andy se puso a cocinar: una cuidada selección de cebollas, zanahorias, zapallitos y brotes de soja salteados a la perfección para mantener su frescura y colorido. Yo preparé un pollo, marinado en especias y cocinado hasta alcanzar una textura dorada y crujiente. Cuando fui a darle el toque final con un poco de aceto balsámico tipo reducción y salsa de soja, sin querer, tiré la única botella de vidrio que había, la más grande también, totalmente llena de aceto balsámico tipo reducción. Y sí, repito el contenido de la botella porque es muy importante, quienes lo hayan consumido saben lo pegajoso que es. El resultado fue una botella de vidrio explotada, rodeada de aceto pegajoso por todos lados. Pobre Andy estuvo media hora limpiando mi caos, yo quise ayudar pero me mareé un poco con las bajadas y subidas, así que me quedé en la esquina terminando de cocinar y después poniendo la mesa.

Después del caos, logramos sentarnos a comer, obvio que Andy le sumó queso rallado. La verdad que quedó muy rico, se suma a la tanda de comidas. Charlamos un rato más, nos tiramos otro rato más en el sillón hasta que decidimos que era hora de dormir. ¡Tremendo sábado pegamos hoy! Rezamos juntos en la nube y a dormir.