71. LA PROTAGONISTA CONOCIÓ EL LIBRO

Sábado 6 de julio

Hoy es el día tan esperado, finalmente llegó la presentación del libro. Vienen Male, Flori, Fede, mamá y Rafi. Querían seguir posponiéndolo porque Male está con mocos pero yo necesitaba hacerlo antes de internarme, y no podía esperar otro día más, ya estaba caminando por las paredes. Viene Andy a saludarme a la cama, me levanto y desayunamos. Ordené la casa, tengo todos los proyectos empezados por todos lados y hoy no puede haber más distractores porque ya va a ser un montón de información para Male, hasta Coco se tuvo que ir. Empecé a poner las huellas en el piso, y me di cuenta que todavía me faltaban, así que me puse a recortar varias más, agregué una olas de mar al pasillo, estoy demasiado emocionada. Me agoté poniendo las huellas, así que vino Andy a ayudar y de paso pensar la forma más clara el camino de las huellas hacia las “pistas”. Después me armé lista de lo que me faltaba de librería y me fui.

Estaba tan emocionada que salí sin nada y llegando a la esquina de casa me di cuenta que no había traído las hojas que quería anillar. Volví a buscarlas a casa, por suerte mi barrio es el mejor del mundo y todo queda a una distancia máxima de dos cuadras. Mientras lo anillaban me puse a mirar todo lo que había, qué lugar increíble las librerías, siempre me quiero comprar todo. Obvio que compré todo lo de la lista y algo más, y eso que esta librería es más de impresión y no tiene tantos productos, gracias a Dios.  De paso pasé por la verdulería a comprar lo que faltaba para el almuerzo.

Andy se puso a cocinar fideos Barilla, regalo de la Nonet, con la gran salsa cremosa de champiñones y cebolla. Había visto en Instagram que Barilla tiene una lista en Spotify, según la pasta que cocines, donde te ponen la música con el tiempo exacto de cocción de cada uno. La buscamos y la verdad que cumplió, estaban al dente, pero siempre los podes dejar un poco más si te gusta. Almorzamos mirando la segunda parte de “Goyo”. En el medio del almuerzo se cayó el libro que estaba pegado en la parte de abajo de la mesa. Claramente había que ponerle más cinta, después me iluminé y se me ocurrió poner un hilo que lo sostenga en caso que quiera despegarse, para que por lo menos no caiga hasta el piso.

La primera en llegar fue mamá, yo estaba corrigiendo el capítulo por teléfono con papá, quería aprovechar a publicarlo antes de todas las emociones que se venían. Los padres de Male, a lo largo de día, se hicieron los desentendidos. Tuvieron un show a la mañana, al que fueron con primos y sus hijos y no me daban bola. Recién tipo 15 hs se dignaron a decir que venían post siesta de Male, no tienen consideración por mi ansiedad. Le mostré a mamá todo el recorrido y su parte en el “juego”, de paso me servía saber si se entendía todo o no. Yo ya estoy demasiado metida en el libro y juego, para mí todo tiene sentido pero quizás no. Por suerte parece que es bastante claro.

Eran las 17 hs y decidí tirarme un rato en el sillón, no le había permitido a Andy sentarse porque estaba todo acomodado pero ya no me importaba. Mamá me hizo masajitos en los pies mientras esperábamos ansiosamente el mensaje de que estaban en camino. Finalmente 17:30 hs deciden despertarla, ya había dormido dos horas de siesta. Lo buscan a Rafi pero en Sarmiento había mucho tráfico y no avanzaban, ya están jugando con mis sentimientos.

¡¡Llegaron!! Subieron Flori, Male y Rafi pero Fede se fue a buscar lugar para estacionar. Como no íbamos a empezar sin él, aproveché para ir haciéndole la introducción a Male. La idea es que ella entre por la cocina, la puerta al living está cerrada y tiene un cartel de “no pasar” (obvio que ella lo primero que quería hacer era ir para ahí a buscar a Coco). Tiene que seguir las huellas que están en el piso y llevan al escritorio / pasillo de los cuartos, en este mini pasillo hay unas olas en las paredes, haciendo alusión a la temática del libro. Después tiene que gritar “¡Lulo!” muy fuerte, yo abro la puerta y pregunto quién es, cuando dice que es Malena: Andy, mamá y yo gritamos “¡Malena!”, emocionados que llegó la detective para encontrar el regalo. Se sube a la silla de escritorio con ruedas, la llevo por el pasillo hasta el “pallier” de los cuartos, le pongo el chaleco de detective, que tiene un sticker que es un dibujo de su cara, y agarra la lupa que está en un sobre en la puerta hacia el living. Cuando entra tiene que seguir las huellas, en el recorrido va encontrando un sol, una sombrilla, un auto rojo y un librito que tiene la pista final: buscar debajo de la mesa, ahí está el libro.

Lo primero que hacemos es explicarle qué es una huella y ver de quién será, probamos Flori, Rafi y yo pero nuestros pies son muy grandes. Cuando prueba ella, ¡vemos que son huellas de niño! Le digo que vino un  niño y dejó un regalo para ella en el living, vamos a tener que seguir las huellas para encontrarlo. Como Fede todavía no había llegado, fuimos al escritorio a buscar a Coco, lo saludamos y jugamos un ratito. Cuando llegó Fede empezamos con el “juego”.

Tocó la puerta y grito “¡Luloooo!”, no quería subirse a la silla, ella es la que siempre manda y ahora eso estaba cambiando. Aceptó seguir con el juego, el chaleco le gustó más o menos al principio pero con la lupa la conquisté, no la soltó en ningún momento. Estaba tan copada buscando las huellas que no se daba cuenta que había “pistas” en el medio hasta que se las señalé. Pasó por abajo de la mesa en el tramo final y, con ayuda de Rafi, encontraron la última pista. Fuimos a buscar abajo de la mesa el regalo, pero ésta vez estaba tan bien pegado que tuve que ayudarla a sacarlo.

Cuando vio el libro creo que mucho no entendió pero parecía gustarle. Antes de leerlo busqué los de mamá y Rafi así podíamos leerlo entre todos. Fui leyendo con Male y mirando los dibujos. El libro trata de Malena, una niña de dos años, que se va de viaje con su familia a conocer el mar. Cada situación es una anécdota con cada uno de nosotros, no todas con 100% reales, se tuvieron que adaptar. Al final hay una foto de cada uno de nosotros, “los que inspiraron esta historia”. Creo que los adultos estábamos más divertidos con el libro que Male, está confirmado que era demasiado información. Además estaban los stickers, que ya casi todos tenemos pegados en nuestros celulares.

Pasamos a tomar el té, había de todo para probar, y Male probó todo. Tanto que tuvimos que sacar la comida porque sino iba a seguir comiendo hasta mañana. Seguía con mocos y tener el barbijo puesto es difícil, además quería jugar conmigo y yo con ella. Los adultos nos querían separar pero nuestro amor es más fuerte. Lo primero que hicimos fue buscar a Coco, después la cama para jugar a la enfermera y los implementos. Ahora tiene dos agujas, una finita para inyecciones y una gruesa para medicamentos vía oral. Estaba copada jugando a curarme. Después encontró los bastidores de bordado y nos los puso a Andy y a mí. Andy era el príncipe y yo tenía que saludarlo, el show de la mañana trataba de príncipes y princesas. Jugamos un rato más hasta que ya decidimos que era suficiente. Antes de que se vayan sacamos una foto de todos con el libro, en la primera sale tosiendo y en la segunda leyendo el libro, la amo. Nos quedamos leyéndolo mientras ella iba contando, es impresionante cómo incorpora toda la información. Le di una bolsita para llevarse: el libro oficial, el de la pista, los stickers y además, le había hecho más stickers, con el juego de Rosita, para poner en la ventana del auto. Se fue muy feliz con su bolsa de regalos y yo más feliz de que finalmente el libro deja de ser secreto.

¡Objetivo pre internación super logrado! El alivio que siento es tremendo, y ver la felicidad de todos más. Obvio que Flo lloró, entre que es un libro de su hija y venía con dedicatoria, era inevitable. Mamá después me mandó un mensaje amoroso diciéndome que lo tenemos que publicar ya mismo, es el siguiente paso.

Ordenamos un poco, las huellitas quedaron puestas, son demasiadas y hay que agacharse. Comimos pollo Track con papas al horno hechas en casa. Andy puso una película romántica, pero era muy mala. Él se quedó dormido y yo la terminé de ver pero medio de fondo mientras miraba las fotos del día o jugaba un jueguito en el teléfono.

Finalmente terminó, rezamos juntos y a dormir, o en el caso de Andy, a seguir durmiendo pero en la cama en vez del sillón.