64. HOY SON DOS MESES

Sábado 29 de junio

Hoy se cumplen dos meses de ese lunes que fuimos a la guardia, segura que era un ataque de pánico y que en un rato estaba de vuelta en casa atendiendo pacientes y coordinando reuniones con colegios y padres. Nunca me imaginé todo lo que se venía, y creo que todavía no soy tan consciente tampoco. Me parece una locura todo lo vivido. Muchos me dicen que parece que pasó mucho más tiempo, yo no sé si lo siento así, pero sí me parece loquísimo cómo uno se acostumbra a las nuevas realidades. Ojo, acostumbrarse no es desearlo y disfrutarlo. Cuando digo que no quiero volver a internarme están quienes me entienden, o por lo menos creen entenderlo, y otros a los que les sorprende, “si yo estaba tan contenta las otras veces…” La verdad que lo último que quiero es volver a internarme: estar conectada a una torre 24/7, escuchar los robots, vivir en una habitación, no dormir bien, desayunar las galletitas sándwich, personas entrando cada media hora, comida desabrida, no tener apetito, esperar a la noche para poder caminar por un pasillo, entre muchas otras cosas. Lo que intento hacer en mi día a día es ponerle la mejor de las ondas, si pienso que todo es malo, que tengo cáncer y que recién voy por la mitad, se me va a ser muy difícil. Elijo pensar en positivo, estoy segura que eso es lo que me ayuda a superar todo como lo estoy haciendo, además de todo el cariño y apoyo que recibo de todos ustedes todos los días. Es impresionante la cantidad de personas que rezan por mí y se preocupan o piensan algún ratito de su día en cómo estoy, realmente es muy importante para mí saber que tengo un batallón listo para cualquier cosa que pueda necesitar y más. Sin olvidarme de los enfermeros que tanto me cuidan, los médicos, nutricionistas, personal de limpieza y de restaurant, y todos los que forman parte del grane equipo del Mater Dei.

Dejando las reflexiones de lado, les cuento un poco de mi sábado. Hoy tocó análisis de sangre, son cada 48 hs hasta que veamos que los glóbulos bajaron y después corroboremos que vuelven a subir. Las últimas veces coincidió en que el sábado bajan y el lunes suben. Si es así, el lunes sería el último control de sangre y, si no me equivoco, el último filgrastim. ¡Oficialmente empezaría mi semana de libertad! (obvio con medicaciones pero sin ir al Mater ni ponerme inyecciones que me generen dolor de espalda).

Fuimos en taxi al Mater, caminamos a toda velocidad esa cuadra y media desde libertador, estaba helado el día. Saqué mi papelito de prioridad, hoy más que nunca, había fila para entrar al sanatorio, locura. Bajamos al subsuelo y cuando llegamos descubrimos que no había casi nadie, nos atendieron rapidísimo. Post subida de escalera nos sentamos en los sillones un ratito, un poco porque me cansé y otro poco porque nos venían a buscar los chicos y todavía no habían salido. Vamos a comprar las medialunas, obvio Domani, y nos buscan. Belu me recomendó las de Franco Parma pero las miré desde afuera y no me inspiraron mucho, las que sí quiero volver a comer por recomendación de ellos son las de “la mantequería”. Si les gustan con almíbar como a mí, éstas son una locura.

Viajamos en el auto con Feli, Rochi y Dieguis y subimos a casa. ¡Por suerte Judith había llegado antes y hecho bastante orden! Aprovechamos a full jugar con Feli, es tan amorosa y simpática. Busqué mis juguetes para niños menores a un año: un libro sensorial y otro juguete que tiene sopapa y gira. Igual, como siempre, a los chicos lo que más les gusta son los objetos cotidianos que usamos todos. Estaba chocha persiguiendo la tapa de la mamadera por todo el living, caminando con las sillas chiquitas de madera, mirándose en el espejo, entre otras cosas. En un momento nos quedamos las dos en el sillón y se apoyó contra mi cuerpo, casi me desmayo del amor.

Al mediodía venían Cande y Santi que ayer les había cancelado la cena. Pero con Andy no miramos los teléfonos y para cuando lo agarré ya se había ido a almorzar a lo de su padre pensando que nuestra no respuesta era que no queríamos que vengan o que me sentía mal. Por las dudas aclaro que yo suelo colgar el teléfono pero que si coordiné algo con alguno no voy a desaparecer, lo peor que pueda pasar es que te cancele pero siempre algo voy a decir. Obviamente que la reté por no llamarme, ya es la segunda que la reto por lo mismo. Cuestión que terminamos almorzando solos con Andy, unas milanesas de pollo con puré de batata que nos hizo Judith.

Después de comer, decidí ponerme a pensar la disposición del libro, ya le mandé a la amiga de Cande que me lo haría pero yo soy demasiado ansiosa y además me divierte probar. Lo hice en Power Point, este no sería el oficial pero sirve para pensar cómo habría que armarlo. Fui a imprimirlo en blanco y negro para ver si funcionaba, pero se ve que en algún momento borré una página y obvio que salió todo mal. No iba a volver a salir, por suerte descubrí rápidamente el error. Me fui a la cama a terminar de leer el libro, pero con la suerte que tengo hoy, cuando estaba por el 97% leído se me quedó sin batería el Kindle (pasa muy pocas veces).

A la tarde vinieron Pili y Manu a tomar el té, las dos con cosas ricas. Manu trajo dos tortas: una de nuez con dulce de leche y crema, tremenda torta, y otra de brownie con dulce de leche en el centro, crema y frutillas (que muy lamentablemente no puedo comer, porque no están cocidas). Pili horneó un budín de banana y nuez muy rico también. Además había medialunas, cookies que había pedido ayer, alfajores y conitos, hambre no íbamos a pasar. Hace mucho no las veía y aprovechamos para ponernos al día, gran programa. Andy se había ido a correr, estuve a punto de llamarlo para la inyección pero después me acordé que ¡tengo a la mejor cirujana al lado mío! Manu puso el líquido en la jeringa como una profesional, cambió la aguja por una que es mínimamente más chica pero yo la prefiero, y en un segundo ya estaba todo terminado. Según ella que es mejor más rápido, y la verdad que no me dolió ni nada, así que quizás para las próximas podemos acelerar un poco el ingreso del líquido. Se quedaron un rato más y nos despedimos.

Hoy cocinó Andy, una salsa de tomate con fideos tirabuzón, no tricolor, cubiertos con una generosa capa de queso rallado. Además puso unos pancitos al horno que le dieron el toque final al plato. Comimos mirando el partido, es raro ver un partido de argentina relajados. Festejamos con los goles de mi amigo Lauti, crack total. Andy me había calentado la bolsa de agua caliente porque me estaba molestando bastante el dolor de espalda. Después del partido miramos los memes que le había mandado  estos últimos días. Le siguió un buen baño de agua caliente y a terminar de leer lo que me queda del libro. Es todo bastante divague la verdad, pero en algún momento mejoró un poco, en el medio casi estuve por abandonarlo. Rezamos juntos y a dormir.