59. DESPERTAR EN LA NUBE

Lunes 24 de junio

¡Qué lindo es despertarse en la nube! Finalmente me dormí y me desperté a las 9, sin ninguna intención de salir de mi cama. Increíble poder dormir de corrido y sin interrupciones. Al ratito apareció Andy, tiene indicaciones de no dejarme dormir más de las 9 porque si no, desconfiguramos todas las medicaciones. De por sí yo tardo un buen rato en juntar las fuerzas suficientes para salir de mi cama al frío polar, si me despierto más tarde ya es el mediodía.

Me preparo el desayuno, cada internación estoy más independiente, antes pobre Andy me preparaba hasta el desayuno. En mi defensa, yo siempre venía de alguna intervención extra a la quimioterapia. Hago las tostadas pero el agua ya no es mi aliada, así que Andy me preparó un chocolate caliente, tan independiente no era al final. Él se prepara sus huevos revueltos y después se va a trabajar. Judith ya había llegado, queda de custodia mía por la mañana.

Arranco el día bañándome y vistiéndome como cualquier persona. En casa me saco el pijama, acá puedo usar otras ropas que pasen por mi cabeza,  no todo tiene que tener botones. Miro por decimonovena vez la redacción del libro de Male, creo que tengo que imprimirlo y chau, sino, lo voy a estar cambiando todos los días. Pero el único que puede acompañarme es Andy porque para los demás es sorpresa y necesito a alguien que decida conmigo, yo no soy buena tomando decisiones. Más tarde me conecté a un webinar organizado e invitada por Marta y Carol, muy amorosas.

Llegó Cande y almorzamos, la tarta estaba lista y el olorcito que llegaba de la cocina ya me estaba dando mucha hambre. Pusimos la mesa a toda velocidad y nos sentamos a comer, estaba muy rica, sigo con las papilas raras pero comí bastante. Me estaría preocupando las pocas ganas de dulce que estoy teniendo, no estoy lista para dejarlo ir aún. De la mesa me fui directo a la cama, ya es la hora de la siesta y por más que dormí bien, si hay algo que aprendí de las veces pasadas es que hay que tomárselo con calma y hoy, tengo visitas a la tarde.

Me desperté con hambre, repasé toda mi alacena pensando qué podía comer que no fuera agua. Finalmente me iluminé, me quedan dos cajitas de choco crispies, fue una decisión difícil pero muy acertada. Qué ricos que son y qué mal que hayan cambiado la receta acá. Tocan la puerta, en el medio de mis chocos, drama. Porque yo amo a mi visita pero también a los chocos, son míos.

¡Llegan mamá y Male! Parece que cuando se subieron al auto Male le decía: “rápido, rápido, a curar a Lulo”, ¿existe mejor sobrina?  Cuando llegaron abajo, le dijo que Lulo se tenía que poner el pañuelo en las orejas. Por suerte me acordé y antes de abrirles la puerta busqué un pañuelo, no quiero que vuelva a retarme. Entró tan feliz, me dio besos y abrazos y fue directo al living a buscarlo a Coco, está cada día más en llamas, no se separan. Cande le había traído de Salta un pajarito que parece que es el que se pone arriba de los cocodrilos y además si le agregas agua y soplas, canta como un pajarito. Si no le agregas agua, básicamente es un silbato muy fuerte, suerte Flo y Fede. Acá lo probamos y es divino pero Male más que cantar termina tomándose el agua o tirándola al piso, me parece que van a tener que esperar un poco para usarlo así. Mientras, estuvo usándolo como silbato un buen rato. Descubrió las palmeritas, para los que estén tentados, las más ricas son de Jumbo, comes una y necesitas comer el paquete entero. Jugamos a la enfermera con las inyecciones, temperatura, stickers curadores. Hicimos dibujitos en el piso, buscamos al gigante en la silla con rueditas por toda la casa. Hoy estaba muy divina y muy dictadora también, nos tenía de un lado al otro con su cara de puchero seria. Puso música en su “sémono” (teléfono, que es un mazo de cartas de Australia) y bailó sin parar un buen rato, cambiando de canción cada tanto. Llegó Fede con pain au chocolat, creo que hay que suspender un poco las comidas en esta casa porque vamos a rodar.

Andy venía del trabajo, pasó a comprar comida para cocinar a la noche y por la librería para ir definiendo algunas cuestiones de estética del libro de Male, capo total. Yo tenía demasiada ansiedad porque llegue y empezar a tomar decisiones, lo más importante era ver el tamaño de letra. De paso imprimió la sorpresa mini para Male, qué nervios, se lo quiero dar ya. Yo me quedé retocando pavadas y él salió a correr, está demasiado fit y yo creo que voy hacia demasiado fat (ya engordé más de un kilo post la última vez que me había pesado, y eso casi sin apetito).

Volvió y se puso a cocinar, se tentó con las fajitas que estaba preparando Diego. Obvio que puso fajitas con queso al horno antes, porque le da el toque especial, para mí. Estaban muy buenas, después me confesó que lo hizo con manteca, ya estoy entendiendo todo. Básicamente entre Andy, Rosita y papá me están engordando a base de manteca con comida, no me quejo igual. Quería algo de postre, al final terminé probando tres chocolates diferentes y dejándolos todos por la mitad, no se preocupen que igual acá ningún chocolate será tirado. Hicimos videollamada con Lu un rato, ya había dormido a los chicos, así que estaba bastante tranqui.

Cuando ya no daba más me fui a dormir, antes rezamos con Andy y agradecimos por todas las cosas buenas que están pasando, empezando porque me siento bastante bien.