58. 3 CICLO – DÍA CINCO
- Mery Torello
- 24 jun 2024
- 6 Min. de lectura
Domingo 23 de junio
Hoy me desperté más temprano, a las 5, pero creo que es mejor porque todo suele estar más tranquilo a esa hora. Igual no me dormí… vino Erika en silencio a hacer su ronda de las 6. A la media hora vinieron del laboratorio, ¡me engañaron, ayer me dijeron que no! Por primera vez me dolió, me hizo dos pinchazos, quizás fue porque estaba negada… Desde anoche que estaba con hambre y como no podía dormir, hoy era yo la que esperaba que llegara el desayuno cuanto antes. Apenas entró, me senté en la cama y le pregunté si podía pedir un tostado y a quién debía pedírselo, muy amoroso me dijo que a la nutricionista y que ella le iba a avisar. Vino Caro a hacerme los controles, por primera vez yo super despierta y al ratito llegó el tostado, ¡qué lujo! Creo que fue la primera vez que me desperté tan temprano, el tostado se come caliente y más si tenés hambre, me lo comí todo. Mientras, seguí con proyectos libro Male, porque obvio que no me podía dormir pensando en varias ideas más.
Como todas las mañanas pasó la nutricionista, después vino Sol para el control de la mañana y chequear que todo va encaminado hacia mi alta. Cuando estoy por entrar a bañarme, ya con la ducha prendida, entra Romi. No la pensaba dejar irse sin verme, así que desde la puerta del baño charlamos. Vino directo a hablar conmigo porque, según ella, no tiene sentido especular horarios si yo igual ya los sé. Según mis cálculos terminamos tipo 17 hs con la última bolsita, todos muy felices de que sea posible. De paso le pedí la receta de algunos medicamentos que me faltaban para estos días. Con todas estas novedades felices me bañé chocha ya saboreando mi vuelta a casa.

Nos sentamos con Andy a jugar y esta vez, el muy maleducado, ¡me ganó! Por suerte estoy de muy buen humor porque si no era dramático. Llega mamá para liberarlo un rato, armamos la valija y ya vamos haciendo bastante orden, igual esta vez ya lo tenemos todo mucho más claro y ordenado. No hay tantos bártulos como otras veces. Todos me dicen que se pasó super rápido, es cierto, solo fueron seis días y en comparación a otras veces fue cortísimo. Pero ya vengo de muchos días de internación, de estar literalmente con una torre conectada directo a mi cuerpo, que esa torre tenga mínimo dos robots, que hacen ruido constante. De personas del sanatorio entrando todo el día a todas horas, de visitas amorosas que vienen con la mejor de las ondas a charlar, jugar o acompañar, pero en un monoambiente que no se ventila nunca. De pasar de morirse de calor a tener frío porque no hay punto medio… En fin, fue corto, pero la que está ahí 24/7 conectada soy yo.
Almuerzo la milanesa de pollo con puré mixto que me pedí hoy pero no sé si es que mis pupilas gustativas cambiaron o qué, la cuestión es que últimamente la comida no me llama mucho la atención. Todo me parece medio desabrido y aburrido. Como no comí mucho, me obligo a comer los duraznos en almíbar, que están aceptables. De ahí directo a la cama, creo que hoy son muchas emociones y no nos olvidemos que tampoco es que haya dormido muchas horas. Mamá mientras me hace masajitos, es lo más. Ya empiezan los robots a avisar que hay burbuja o fin de infusión. Caro le pone unos ml más, pero pocos, para poder ir chequeando. El resultado es que suene cada media hora, después cada veinte y ya para el final sonaban cada 10. Pero me estoy adelantando, porque ahí ya estaba despierta entonces tan molesto no era. Mientras descansaban era espaciado y entraba Caro muy sigilosa a chequear que todo vaya bien.
Apenas me acuesto me llaman por teléfono, pero yo no me podía mover, así que ni miré quién era. Al rato vuelven a llamar y decido hacer el esfuerzo, era número oculto, obvio que atendí con la peor de las ondas. Resulta que me llamaban del Mater Dei porque ¡habían encontrado mi billetera! Desde mi última internación, que fue a principios de junio, no la encontrábamos, la busqué por todos lados. A Andy le gusta guardarla en la caja fuerte, pero sin cerrarla ni nada, solo para saber que está ahí, que tiene un lugar fijo. Yo le dije en varias ocasiones que seguramente había quedado en la habitación 410 y el me prometía que no, estaba seguro que la había guardado. En esta internación preguntó en mesa de entrada y objetos perdidos si estaba pero no había nada. Nosotros ya estábamos acá desde el martes y yo ya había venido al centro de día entre internaciones. Acá ya me conocen todos, por lo cual supuse que mi corazonada no era correcta porque me la hubieran devuelto en algunas de esas ocasiones. La cuestión es que sí, estuvo todos estos días en la habitación 410 que fue a la última que fui, en la caja fuerte esperándome. Hoy cuando hicieron la limpieza, se ve que alguien la abrió, la vio y por suerte avisó. La verdad que no tenía muchas ganas de renovar los documentos y dar de baja las tarjetas, por ahora nadie las estaba usando, eso sí lo íbamos chequeando. ¡Así que seguimos sumando alegrías a este día!

Vino la hermana Rafaela a despedirse, muy amorosa. Caro hace el cambio de bolsa mientras yo sigo en la cama, ya estamos, esta dura aproximadamente una hora. Me levanto y me pongo a escribir el capítulo, para cuando estaba terminando estaba un poco mareada pero yo no iba a decir nada, estaba muy cerca de la salida. ¡Llegó el momento de la desconexión de la torre! Me acuesto en la cama porque ya saben que los Tegaderm y yo no somos amigos, pero con la técnica del alcohol vamos muy bien. Me saca el Tegaderm y la aguja, ¡no me duele nada! Pero decido quedarme acostada un ratito y confesarle a mamá que estoy un poco mareada, ella ya me quería cambiada y fuera de ahí. Tomo un poco de agua y me recompongo pero igual decido esperar acostada a que Andy llegue con el auto.
¡Llegó Andy! Me levanto, me cambio y revisamos tener todo. Me pongo la campera y el gorrito, lista para respirar aire fresco. Solo faltaba pasar por enfermería y que me den el papel del alta. Cuando llego me dicen que falta la epicrisis… que ahora le avisan a Sol pero que no está en el piso, lo mejor es que vuelva a esperar a la habitación… Mamá baja con la valija y las bolsas y yo ya me preparo para esperar un rato pero llega Sol bastante rápido, me la entrega y se despide super amorosa.
Nos encontramos con Andy en el ascensor. ¡Finalmente vuelvo a casa! Hacemos la foto del alta, que no puede faltar, y Andy abre la puerta a la libertad, qué linda sensación el aire frío pegándote directo en la cara. Me subo al auto pero con ventana abierta, lástima que a las 18:30 hs ya está oscuro pero no importa, soy muy feliz.
Llegamos abajo de casa, Andy se va a comprar “pancitos del cielo”, porque yo no había comido nada. Agarramos todo, nos despedimos de mamá y subimos a “la manshon”. Qué lindo que es volver a casa, sí, estoy repetitiva pero me faltan las palabras para describir lo que se siente volver a ver tus cosas, tener espacio personal, no estar atada a ningún objeto, silencio, básicamente: libertad. Nos sentamos a comer unos pancitos y empezamos una serie que no es mala ni buena. Andy prepara los ñoquis de papa que le había pedido más temprano pero, lamentablemente, algo pasa con mis papilas gustativas. El queso ya no es lo que era, el agua tiene un sabor a algo que no sé qué es. Estaban ricos y comí, pero no los disfruté como antes. Seguimos con la serie, yo me como unas avellanas bañadas de Rapanui hasta que decidimos que es hora de arrancar la dormida.
Andy todavía se tenía que bañar, yo me puse a leer la novela en la cama y esperarlo. Rezamos juntos y nos vamos a dormir, pero yo estaba un poco incómoda, creo que algo no me había caído tan bien. Andy roncaba y yo seguía despierta…

Que placer en tu casa y en la nube!!!! A disfrutar 🥰
Ya en tu casita de vueltaaaaa💪💪💪
Aguanteeeeeeeeeeeeeeeeeee
Lindísima vuelta a casa! Ojalá las papilas vuelvan a ser las que eran. ¡Felicitaciones, 3° ciclo adentro! Muy capa!
Sii ya estas en la Manshion!!!
Que lindo, casiiitaaaa!!!!!! 😍