39. REFLEXIONES

Martes 4 de junio

Dormí muy bien, creo que me levanté una sola vez. Me desperté y Andy ya estaba trabajando, vino a saludarme. Cuando quisimos desayunar los panes riquísimos, nos dimos cuenta que no había más, ayer papá se había llevado los últimos. No le quedó otra y tuvo que salir al frío, tal y como es él, volvió con 50 panes para dos personas. Hoy desayuné un riquísimo chocolate caliente y Andy aprendió lo que es comer pan con chocolate. Él me enseñó bastante sobre comida salada pero en lo dulce yo tengo un master. Lo mandé a derretir apenas una barra de chocolate águila y comerla con el pan, camino de ida, me parece que cree un monstruo.

Después del desayuno, admirando la increíble vista y lo bien que queda el sol pegando sobre el río, me puse a escribir el capítulo. Estoy leyendo un libro que me está enseñando a disfrutar de las cosas pequeñas de la vida, creo que mi situación actual también está ayudando a esto. Así que, se me ocurrió que era un gran día para un baño de inmersión y lectura. Preparamos todo y me quedé leyendo un buen rato, aprovechando los pequeños placeres. Después, me puse mi bata de “algodón del cielo” y a la cama a seguir leyendo, mientras Andy preparaba el almuerzo. Hoy viene papá a almorzar.

Comimos milanesas con puré de papa y zanahoria, tremenda combinación. Papá dice que las milanesas al horno no son milanesas, que es una porquería, pero se ve que ayer se olvidó de su regla porque se comió una fuente entera. Según él comió 6 y media, según mis cálculos fueron tipo 12. Estuvieron comiendo más de una hora, tanto que yo comí mi postre, me levanté, fui y vine y ellos seguían ahí…

A la tarde Andy se iba a trabajar y papá quedaba de enfermero, decidimos que hoy era día de siesta. Yo me pongo alarma por las dudas a las 5 que toca el filgrastim, me dormí muy profundamente, hasta que sonó la alarma. Ahora tocaba despertar a papá… tarea imposible, además de que lo último que quería hacer era salir de mi nube. Lo llamo y suena unas 15 veces hasta que se despierta, le recuerdo que es hora del filgrastim y se levanta a preparar todo. Hoy me animé a mirar cómo iba entrando el líquido, no duele pero me da impresión, la aguja es minúscula, clave.

Venía reservando energía porque hoy viene Male, le pido a papá que ordene la cocina, había quedado todo lo del almuerzo, buscamos algunos juegos para la tarde y escondemos a Coco. Me pongo un pañuelo rosa en la cabeza con un nuevo diseño fashion, no sé si está preparada para ver a su tía pelada todavía. Llega la familia, Male como siempre, vestida de princesa total con su canastita que le dio la Nonet que no la suelta jamás. Venía con un regalo para mí. Hoy con Nancy hicieron un collar de fideos que pintaron de “dosa”. Llega y me dice: “tengo un regalo para Lulo”, casi me derrito en el instante, me lo puse en el momento y nos sacamos una foto. Flori venía con sorpresas de Valencia, Cholis me mandó unas medias que dicen: “gordi” y “te quiero”, además del pañuelo verde más lindo, ¡ya se los voy a mostrar!

Nos ponemos a buscar a Coco, con ayuda de papá, no aparecía por ningún lado… cuando lo vio se asustó un poco. Tuvimos que recordarle que Coco es bueno, al ratito entró en confianza y ya le estaba leyendo un cuento a pura charla, es una personaje total. Después lo bañó, le cambió el pañal, le enseñó a ir al baño, de todo un poco… la pasaron super bien con Coco. Hoy habían traído chocolatada y muffin de “cocholate”, estaba como loca la gordi, salió a su tía. Encontró los stickers en el espejo y me los pegó en el vaso así me quedaba super decorado. Rosita, al principio de todo, me regaló un kit para hacer stickers que se pegan en el vidrio, espejo y demás. Es una muy buena actividad para trabajar motricidad fina y paciencia, ¡muy divertido!

Llegó un momento en el que ya me dolía demasiado la espalda, antes de que llegaran me había tomado un calmador, pero se ve que ya no estaba haciendo efecto. Me voy a la cama y me la robo a Flo, charla de hermanas por un ratito. Además, quería ver cómo me había quedado la pelada. Ya no falta nada para que nazca mi ahijadito, qué ganas de conocerlo, salió pateador como la hermana. Jose a Male la había apodado “maleninja” de todas las patadas que le daba a su mamá en la panza.

Ya no me aguantaba más el dolor, Flori me pone las manos en la espalda y descubro que el calor es muy agradable. Le pido que me caliente la bolsa de semillas en el microondas y me la trae. Después encuentra la bolsa de agua caliente y la sumamos también. De a poquito me fui sintiendo mejor, clave, no aguantaba más el dolor. Llegó Andy y se fueron todos, me contó cómo viene todo en el trabajo mientras se comía dos sandwichitos de milanesa.

No tenía nada de hambre pero según él tenía que comer, preparó unos fideos tricolor y nos sentamos en la mesa. Ya me sentía muchísimo mejor por suerte. Tuvimos una muy linda charla, pensando en proyectos futuros y en todas las personas que transitan por una enfermedad pero no tienen el apoyo que estoy teniendo yo. Empezamos a pensar ideas, en mi primer internación hubo un dibujito de Male que me cambió mucho. Tener algo mío en la habitación del sanatorio, por muy pavo que parezca, me cambiaba el humor. Despertarme y ver en la pared el dibujo de su “mano con un patito” me alegraba todos los días.

Me acordé que cuando estaba en primaria, creo que tercer grado, escribimos una carta a otros chicos y la idea era que ellos nos respondieran, supongo que como una manera de practicar escritura, creo. Después, pensamos en los proyectos de otros países donde el jardín de infantes es dentro de un geriátrico y los excelentes resultados que tienen. Andy se acordaba que durante pandemia, en la ciudad, habían creado también un programa como de padrinos para acompañar a las personas que estaban solas. Les cuento un poco de esto porque creo que dentro de todo tiene que haber algo que podamos hacer para acompañar a las personas que están solas o no tienen a sus familiares cerca, quizás ya existe y me lo pueden contar. Por otro lado, pensaba en la cantidad de dibujos que hacen los chicos y que terminan en un tacho y que quizás ese dibujo podría estar acompañando a alguien que está pasando por un momento difícil, como lo hizo el de Male conmigo. Se me ocurre un buzón donde poder dejar cartas o dibujos pero bueno… alguien después debería ir repartiéndolos. Todo esto surgió un poco porque cuando estuve internada, una de las enfermeras me contó que en la habitación de al lado había un señor que había pasado el domingo solo porque su hija no había podido ir y estaba muy triste. Yo pregunté si podíamos mandarle un cartelito o algo, quizás eso podría alegrarlo…

Me fui bastante por las ramas, pero bueno, quizás entre todos se nos ocurre algo copado para acompañar. Habría que empezar acotando a la población que queremos acompañar, porque mezclé un poco enfermedad con vejez pero creo que en ambos se necesita el acompañamiento…

Finalmente, nos fuimos a dormir, pero antes rezamos juntos como todas las noches.