133. SIEMPRE SE PUEDE APRENDER

Viernes 6 de septiembre

Hoy vino Flor a las 9 am, solo se lo permito a ella pero ya le avisé que esto no se repite, ¿qué es eso de venir al alba? (Obvio todo es en chiste). Llegó con medialunas, chocolate caliente y mil kilos de pancitos del cielo. Fue a comprarlos y le pidió “pancitos del cielo, los de María, la chica que vive acá en frente”, el pobre señor no entendía nada. Pero Flor los divisó y los llamó por su nombre real, ya es hora de que lo cambien. Compró lo demás en un nuevo local muy cerquita, a dos edificios de casa, la verdad que las medialunas están muy bien y además calentitas. Nos quedamos toda la mañana charlando, al final papá no almuerza así que se queda a almorzar y yo aprovecho para que nos cocine, es muy capa.

Salimos a hacer las compras y se puso manos a la obra. El menú de hoy es pollo al champiñón con papas al horno sazonadas con condimento para pizza, según ella después de probarlas nunca más voy a usar sal para las papas. Mientras ella preparaba todo yo aproveché para barrer con mi mopa que se desliza como los dioses. Saqué un oso de peluche del living y los cuartos, impresionante cómo se acumula polvo.

Almorzamos los tres juntos, la verdad que está riquísimo, le sale bien la comida. Las papas me gustaron pero eran un toque picantes para mi gusto, yo soy muy básica en cuanto a sabores, quizás les pondría un poco menos. De postre degustación La Aldea, se llevó algunos alfajores para probar con su novio después. Charlamos un rato más hasta que la terminé echando, por suerte tenemos confianza, ya no daba más, era la hora de la siesta. Se fue a visitar a otra amiga que hace unos meses tuvo mellizos y uno es su ahijado, está acá cerca.

Yo me fui a dormir muy felizmente. A las 17 h llegó mamá con todos los implementos para terminar el enterito que empezamos ayer para Mateo. Primero coso los dobladillos y después empiezo con el bolsillo de la oveja. Ahí tuve algunos problemitas con la máquina, se me hacía una galleta porque era muy gordo. Tuve que descoserlo y volver a empezar, pero nada grave. Descubrimos que la plancha es un gran aliado, queda mil veces más prolijo. Es el primero que hacemos así que considero que salió increíble, para los próximos usaremos moldes de verdad y seguiremos las instrucciones, porque acá hicimos lo que nos pareció. La parte de arriba en principio iba con un bies, pero me parecía muy complicado. Por suerte mamá se iluminó y terminamos cortando la misma forma y cosiéndola entre sí, ¡quedó espectacular y mil veces más fácil! Ahora solo queda que lo lleve a la mercería a que le coloquen los ganchitos a presión, ¡qué emoción, ya se lo quiero probar! 

Terminado todo, a mamá se le ocurre mirar el enterito que habían usado con Marina para cortar la tela y descubrimos que era para 3 meses. Mateo cumple mañana dos meses pero ¡el chancho ya usa ropa de 6 meses! Lo tiene que usar ya mismo, esperemos que le entre y si no, lo usarán otros niños de la familia, qué se yo.

Vuelve Andy de correr y muy emocionada le muestro nuestra creación, es que todavía no lo puedo creer. En una tarde hicimos un enterito divino con una oveja espectacular de bolsillo. Ahora me toca hacer las cortinas de casa, el respaldo de cama y una colcha, que tengo la tela y nunca la cosí. Pero ya habrá tiempo para todo eso, por ahora disfruto mi victoria del enterito de corderoy celeste para mi ahijadito.

Mamá se va a su casa pero me deja la máquina, la realidad es que solo cosemos juntas. Le mostré los dos diseños de porta anteojos y me dice: “pero yo quiero los dos, no sé cuál elegir”. Y claro que sí, los dos son para ella, ya haré más para las abuelas que están siempre bancando y mandando buenas energías.

A la noche comemos arroz con arvejas a la manteca y el pollo que quedó de hoy. Andy además se hizo un wok de verduras varias, por supuesto que tenemos arroz para toda la semana. Pero debo decir que le salió muy rico todo, estoy aprendiendo a querer el arroz, es la comida preferida de Andy. De postre la última porción de rogel, esta vez sin merengue, por las dudas. Viene Andy y propone que empecemos a ver “Los soprano”, pero obvio que a la media hora se quedó dormido y yo pasé a mi serie española “La promesa”. No es una serie, es una telenovela española muy mal hecha, podrían haberle puesto un poco más de onda y sacar el personaje que no para de gritar como un marrano. Pero debo decir que me hace compañía mientras paveo con el celular. Terminamos durmiéndonos muy muy tarde, en verdad Andy dormía, y roncaba, hace rato al lado mío. Vamos a rezar juntos y a dormir.