119. ÚLTIMO ANÁLISIS PRE CICLO

Viernes 23 de agosto

Mala noche, pero esta vez con compañía, a las 2 am estábamos los dos mega despiertos, evaluamos jugar un burako pero nos pareció que no era momento. Dimos vueltas en la cama sin éxito hasta que en algún momento nos habremos dormido, pero a partir de ahí me desperté mil veces más. Mi último despertar fue a las 8 y algo, con la peor de las ondas. Confirmamos con papá que me busca 9:30 h para el control de sangre pre último ciclo, qué locura que sea el último. Estoy agotada, no dormí nada, por suerte ayer hice una siesta porque si no, no sobrevivo.

Nos encontramos en la esquina, bajé con las cinco docenas de bombas y una bolsa con sus cosas, entre ellas el regalo que le hicimos, se ve que tanto no le gustó. Cuando me subo me propone desayunar con Flo y los princesos, y ya saben cómo me pongo con esos bebés, imposible negarme. Llegamos y me bajo sola porque nunca se puede estacionar, ya había gente en la sala de espera de arriba, mal augurio. Yo paso directo al laboratorio porque tengo prioridad. Esta vez tardaron un poco más en llamarme para ingresarme al sistema, pero nada grave. Decidí sentarme en el pasillo entre la sala de espera y escaleras porque estaba llenísimo de gente. Pero no se escuchaba muy bien, así que cuando se liberó un poco la sala de espera y quedó libre una silla de la primera fila me senté a esperar ahí. Empezó el dolor de espalda baja, leve por suerte, y el hambre. Después de 50 minutos, me llamaron, parece que el sistema no anda bien y además están explotados, el momento de extracción fue rapídísimo.

Me encontré con papá en el auto que en el tiempo de espera me compró el omeprazol, porque yo salí sin ninguna medicación pensando que volvía a casa. Nos encontramos con Flo y Male en la esquina de su casa, al final lo dejó a Mateo porque justo se había dormido. Hicimos “corre corre” hasta el lugar del desayuno, nos sentamos en el centro, que tiene como unos sillones, y pedimos tres submarinos, una medialuna, un croissant y un scon de queso. En la espera de la comida papá y Male jugaron a las escondidas, corrieron, se persiguieron, de todo. Llegada la comida se sentó como una reina a comer la espuma de Flori y papá. La comida dejó mucho que desear, mi scon estaba todo apelmazado y sin gusto a queso y las medialunas muy normalitas, no repetiría lugar. A la vuelta pasamos a comprar huevos en una verdulería. Male vio un canasto de compras chiquito y empezó con su compra, yo le iba diciendo qué comprar y ella buscaba el producto, capa total. Volvimos a dejarlas y nos subimos al auto, última parada de hijas de papá por la semana.

Llego a casa, Andy ya había ordenado bastante y me dispongo a pasar mi producto preferido de limpieza, la mopa levanta polvo. Después traigo la aspiradora, pero ya aprendí a usar la extensión entonces no me canso tanto. Hoy vienen Diego, Rochi y Feli, que mañana cumple un año y va a estar por todo el piso, no puede quedar convertida en una niña-pelusa. Envuelvo el regalo y dejamos todo listo para su llegada, ellos se ocupan de la comida hoy, cracks. Llegaron y bajó Andy a abrirles y ayudarlos con los mil bártulos, propios de tener niños y traer la comida. Diego empezó a cocinar, el menú de hoy son fajitas de pollo y todas las verduras del mundo. Jugamos un rato con Feli, está enorme, en cualquier momento se larga a caminar, ¡hoy hizo 3 o 4 pasitos sola! Por ahora camina agarrada del dedo de alguien. El regalo es un disfraz de ratoncito pero cuando lo compramos con Jo no entendimos el talle y resulta que es enorme, le durará muchos inviernos. Comimos las fajitas que estaban buenísimas, la torta de cumple era una bomba de La Aldea, de paso la probaron y aprobaron todos, ¡hasta Rochi que no es nada de lo dulce!

Cuando se fueron los chicos yo fui directo a la cama, necesito reponerme para la tarde que vienen los princesos, obvio que con mamá y Jose de refuerzo. A la siesta se sumó Andy, estaba ideal para este plan, a los 40 minutos me empiezan a llamar, al ratito suena el timbre con muchas ganas. Llegó el regalo para Jo, ¡qué fiaca bajar! Yo atendí el portero y Andy fue el encargado de bajar, le debo una muy grande después de esto, ninguno tenía intenciones de dejar de dormir. Aprovechó que ya estaba levantado para seguir trabajando, yo seguí durmiendo un poco más. Las primeras en llegar fueron Jo y mamá, aproveché a pedirle masajitos a mamá, hace mucho no me hace y es muy capa y malcriadora. A Jose la mandé a buscar el paquete, cuando vio las botitas-pantuflas que me regaló Sol le encantaron, así que le pedí a Sol que me dijera el lugar y se las encargué, llegaron rapidísimo. Está chocha, de paso las va a usar cuando me visita.

Llegaron los princesos y bajó Jo a ayudar a Flo, venía con los dos llorando, huevito, mochila y torta, no le faltó nada. Hoy Male había cocinado una torta de chocolate sin tacc, no recuerdo si con Flo o Fede pero le salió muy bien, genia. Parece que abajo Male decía: “Vamos a lo de Lulo que está enferma pero la cuidamos. Y le ponio el pañuelo. Fafa le ponio el pañuelo”. Cuando llegaron arriba se puso a gritar buscándome hasta que me encontró. Encontrada Lulo había que buscar a Coco. Esta vez había una sorpresa, Flori le había comprado un disfraz de Coco buenísimo, Jo quería dárselo, hubo un cortocircuito porque Flo quería guardarlo para su cumple o navidad pero ya está escondido y Male está por encontrarlo. Jo había puesto el disfraz en el lugar donde suele estar Coco, así que fue a buscarlo ahí, se sorprendió con el disfraz y se lo puso feliz. Vestida de Coco se dispuso a buscar al Coco real, la ayudamos un poco abriendo las puertas de los roperos hasta que apareció. Teniendo todos los Cocos con nosotras fuimos a comer la riquísima torta, a la cual le sumamos dulce de leche por supuesto. Jugamos un poco más a las escondidas y después se ve que estábamos todas cansadas porque terminamos en el sillón. Male seguía con todas las energías, le busqué la mat de yoga y nos mostró todas las poses que conoce: el tiburón, el cangrejo, la tortuga (es un video con todos animales del agua). Es una capa, la tortuga es mi preferida, porque además te la explica mientras la hace y es tan elástica que le sale perfecto. En un momento agarro a Mateo, que lo tenía mamá dormido, Male me miraba horrorizada, cuando lo tuve conmigo gritó: ¡No Lulo, vos no lo agarres! Cosita divina y celosa. Duró poco arriba mío, se ve que salió hambriento como su tía y tuve que entregarlo a la madre. En un momento me acordé que ¡no había tomado las pastillas de la mañana! Decidí tomar el bactrim pero aciclovir ya me tocaba el de la noche, así que no lo tomé, voy a tener que preguntar qué hacer en estos casos. Ya sé que el ideal es no olvidarme, pero está claro que cada tanto me pasa. Vuelvo al sillón, ahora con Male arriba mío, inventamos un nuevo juego. Yo la amaso toda: panza, brazos, piernas, deditos, orejas y después ella me copia tal cual, hasta todos los sonidos que hago, que son diferentes según lo que estoy amasando. Después nos ponemos a cocinar en el almohadón unos riquísimos y muy calientes pancitos, que nos salieron de diez, todo imaginario por supuesto, es una divina que se copa a todo.

Llegó Andy y empezó con “el salvaje”, se cree tanto su juego que hasta le da miedo, pobrecita. Obvio que lo ama a Andy y se mata de risa pero se ve que de tanto decirle salvaje le dio un poco de nervios. En un momento se va lso dos juntos alcurto de los murciélagos, Male ve la peluca y le pide a Andy que la llevemos para ponérmela, se aparece con la cabeza de Telgopor pero sin el pelo, se ve que se le pasó. Antes de irse, buscamos a Ota (hipopótamo de juguete) y le pongo su “mochina”, ¡le qeuda tan amorosa, está tan grande! Parece que hoy Ota se cayó al piso y Flori le propuso hacerle sana-sana, a lo que Male le respondió: “pero mamá es un peluche, no se hace nana”.

Se fueron los princesos y nos quedamos con Andy y Jo en el sillón, ella come con amigas por acá cerca y Andy tiene comida con sus amigos. Mis amigas se juntan hoy pero estando tan cerca del último ciclo prefiero seguir viendo a los que ya veo y a ellas después, total no se van a vivir afuera, ¡por suerte! A la Chola la tengo que exprimir, además una noche sola no le hace mal a nadie. Nos cuenta una horrible historia de una chica en Madrid que me traumó, mucho. Apenas se fueron cerré con traba y llave todas las puertas.

Calenté lo que había sobrado de las fajitas y me hice sadwichito con los pancitos del cielo, ¡estaban muy bien! Aproveché para ver Survivor, que Andy odia, no me divierte tantísimo pero ahora quiero saber quién se va. De postre le pedí permiso a Jo para comerme uno de los alfajores de “la olla de cobre”, según ella los más ricos. Lo probé y me acordé que ya los había comida, no es de mis preferidos, el dulce de leche y chocolate están muy bien pero la galletita no. Así que corté un pedacito y se lo envolví para que se lo coma ella después. Decidí que, siendo que Rafi no piensa verme nunca y por lo tanto la cata de alfajores queda suspendida hasta nuevo aviso, voy a probar el alfajor de mousse de avellanas de La Aldea. Está bien, yo no soy nada fan de los de mousse en general, pero cumple. Me siento a escribir el capítulo, tuve ganas de no hacerlo pero después me mezclo todo. Antes de dormirme pongo un lavado, me baño y vuelve Andy. Hace todos los ruidos posibles del mundo, abriendo y cerrando las diez puertas de la casa. Finamente se acuesta, rezamos juntos y a dormir.

PD: Hoy se cumplen tres años de la compra del departamento y de esta foto de festejo, hicimos un picnic en el piso, sin luces, con los que estaban.