117. CASA LLENA

Miércoles 21 de agosto

Hoy mi despertada nocturna fue a las 3:30 h, y obvio mi cabeza arrancó con todo lo que quiero resolver, pavadas, obvio. Cuando ya había repasado dos o tres veces lo mismo, se me ocurrió que quizás si lo resuelvo ahora voy a poder dormir tranquila. Me levanto, cuelgo los repasadores que había puesto a lavar a la noche y me dispongo a buscar la plancha de imán adhesivo que compré hace un tiempo para hacer fotos para la heladera. Ayer lo había buscado pero sin éxito y hoy se me ocurrió un nuevo lugar. Fui al cuarto de los murciélagos y me subí al banquito, por supuesto luz prendida, para buscar en la parte superior del ropero. No lo encontré pero de paso ordené un poquito y descubrí lo que había. Después miré abajo de la cama, quizás Judith lo puso ahí con el chaleco de detective y Coco, tampoco estaba. Me voy con el banquito al escritorio, quizás está en la parte de arriba de mi ropero de juegos. Moviendo las cosas, sin querer, choque el borde del ropero con mi dedo y me empezó sangrar, lo lavé en el toilette pero seguía saliendo sangre. Voy al baño principal a buscar una curita pero decido que quizás es mejor una gasa, siento que respira más. Encontré un pervinox pero estaba vencido, estaba segura que teníamos uno vigente pero no lo encontré. Decidí que era mejor usarlo a no poner nada. Le puse a mi dedo y a la gasa, y me dispuse a buscar una cinta para envolverlo. Resuelto el tema dedo volví al escritorio, no me puedo dar por vencida. Empiezo con un cajón que estaba hecho un lío, encuentro papeles de Andy que velozmente paso a su cajón, hago limpieza y ¡apareció! Dos temas resueltos, ahora sueño ven a mí. Apago las luces y me acuesto, Andy roncaba al lado mío, o yo soy muy silenciosa o a este chico no lo despierta nada ni nadie.

A la mañana se levanta después de sus mil alarmas, que obvio escucho, y de repente siento que vuelve al cuarto a inspeccionarme (debe haber visto que me lastimé el dedo). Yo me hago la dormida, no estoy para hablar a estas horas. Cuando me despierto le mando mensajito y viene, le pregunto si él me observó a la mañana, quizás me lo había inventado, y me dijo que vio las gasas en el baño y se preocupó pero que después me vio durmiendo y asumió que estaba bien. Le conté lo que pasó y mis hazañas nocturnas. Desayunamos juntos unas rapiditas con queso y llega papá. Al ratito vuelve a salir a comprar verduras para hacer un estofado con la carne que había comprado Andy y tenemos que cocinar urgentemente.

Yo me siento a escribir antes de que llegue Flori con los princesos, me sobró tiempo. Papá hizo un estofado espectacular, la verdad que sabe cocinar el señor. Lo dejamos para mañana porque hoy vino Flo con una tarta de pollo que tiene mucha pinta. Llega Jo con las fotos impresas y papel de envolver, hoy le vamos a dar a papá el regalo del día del padre, el segundo regalo en verdad, ya le dimos la remera con el autito. Esto es algo que él pidió, quería un necessaire plástico con muchos bolsillos, las opciones de acá no nos convencían y Jo consiguió uno en amazon. Tiene un espacio para espejo en el cual le pusimos unas fotos, él nunca va a usar el espejo y si no los baños suelen tener uno bastante más grande y cómodo. Le encantó, había una de las fotos que era un collage de tres fotos de Male y la reacción de ella fue muy graciosa: “¡Es Male, con las manos, el goro, y la cara toda pintada!”, o algo similar, fue muy gracioso.

Yo sigo haciendo cosas, así que para calmarme me dan a bebucho, ya encontraron la forma. Obvio que yo feliz, hoy está despierto con sus ojazos azules y se ríe un montón. Nos sentamos a almorzar los cinco, Male come como una reina con su tenedor y en su silla, se comió todo. No quiso saber nada de la tarta pero el estofado de papá le encantó. Después de comer, se reanudaron los juegos, el preferido de hoy es correr por toda la casa, después pintaron en el piso con Jo en una cartulina grande que tenía, le presté las herramientas de juguete, la voy a sacar carpintera.  Jose le regaló la camiseta de Messi del Inter, es rosa, así que era la oportunidad de acercarla al fútbol con su color preferido. Me da gracia que pobrecita hasta las tías le quieren imponer sus gustos. ¡Ser la primera tiene muchos privilegios y aparentemente muchas expectativas!

A la tarde vienen mis primos de visita, así que me mandan a dormir, les propongo llevármelo a Mateo conmigo a dormir la siesta y obvio que Male no se iba a quedar afuera: “Quiero ir con Lulo a la cama”. Se lo permitieron siempre y cuando no salte, porque yo tenía que dormir. Obvio que nos fuimos las dos y lo primero que hizo fue ponerse a saltar y hacer la vuelta carnero, se mataba de risa. Hasta que llegó la tía Jo a querer llevársela, sin ningún éxito por supuesto. Finalmente hicimos las tres como que dormíamos, al principio ella nos copiaba pero después se paró y se miraba en el espejo mientras bailaba o hacía caras. Se inventó un cuento que nos lo contó en voz alta: “Había una vez una niña llamada Lulo, (divagues inentendibles) y otra niña que se llamaba Jose (más divagues)…”. Después se sumaron Flori y Mateo a la cama, por suerte mi cama es grande. Jose fue a buscar libritos y se los leyó, en uno había stickers así que los pegamos en el espejo e inventamos historias moviéndolos por el espejo, como si fueran stickers animados. En un momento se va sola y escuchamos un ruido y llanto, va Jose al rescate pero ella quería a su mamá. Flori me deja a Mateo y va a ver qué pasó, suponemos que se golpeó la cabeza con la mesa, nada grave pero vio un alfajor y decidió que era necesario comerlo para curarse, personaje total. Se despertó papá y le contó que se comió un alfajor blanco para curarse porque se lastimó, no me acuerdo las frases pero eran geniales porque obvio que además iban acompañadas de poses. Cuando llegó Andy, Male empezó con que llegó el “salvaje”, fue un juego que se le ocurrió al mediodía. La cuestión es que teníamos que estar todos escondidos del salvaje en el cuarto, llegó mamá y también se sumó. Finalmente nos salimos de la cama y activamos, ordenamos un poco el caos de todos los juegos y la vida misma.

Llegó Willy, papá aprovechó para retirarse y de paso le abrió abajo. Pusimos la mesa, Jo había traído sándwiches de miga, tenemos alfajores y bombas, Flo pidió churros sin tacc y Willy trajo toblerones también. Me trajo mega regalos, tiene una marca de ropa con dos socios, seguramente la conozcan, se llama “Vicus”, empezaron haciendo zapatillas pero desde hace unos años también tienen indumentaria. Se zarpó, me trajo una zapatillas combinadas con pantalón y buzo/remera muy cómodos, además un gorrito que me viene bárbaro. Les dejo foto de Lulo modelo, ¡un genio! Llegó Vicky y nos sentamos todos a la mesa a charlar y comer, porque siempre hay que compartir algo rico. Después de mucha charla pasó Fede a buscar a la banda y los demás aprovecharon para bajar, ¡gran visita, a Willy no lo veía hace un montón!

Junto las fotos para el blog y lo publico. Nos quedamos charlando un rato con Andy, él en el sillón yo en silla, ya la espalda me está molestando. Hablando con mamá me sugiere ponerme la manta caliente, no se me había ocurrido. Paso a la mesa con almohadón en la espalda y la mantita y me pongo a escribir el cuaderno de guests, pero la verdad que no doy más, ahora sí estoy sintiendo el cansancio del día. Andy prepara unos fideos con queso y crema, en un momento quiero servirme agua pero toco la parte de la jarra que se rompió y me corto el dedo, el mismo de la madrugada, ¿tanta mala suerte voy a tener? Salía bastante sangre a pesar de ser un mini corte, lo pongo bajo el agua, le ponemos una gasa y Andy se va a comprar pervinox no vencido a la farmacia. Vuelve, pongo el dedo bajo el agua para abrir nuevamente la herida y que el pervinox penetre todo pero no se quería abrir, y eso que Andy lo apretó, mi cuerpo es demasiado capo. Le puse pervinox pero lo dejé al aire libre, ya está cicatrizando y mejor que esté al aire, o eso creo. De postre comemos rogel, está increíblemente mejor que ayer, qué bien envejece el rogel. Junto fuerzas para bañarme y me meto en la cama. Viene Andy, rezamos juntos y a dormir.

Acá una de las fotos del regalo de papá