106. ¡ME QUIERO IR!

Sábado 10 de agosto

Dormí poco y nada, el robot estaba enfurecido con burbujas de aire. Además, entre tanto cambio de bolsa, me levantaba a cada hora u hora y media a hacer pipí. El robot no se cayó nunca, si no era burbuja de aire, era pre alarma fin de infusión o efectivamente fin de infusión, que en verdad no lo era porque seguía teniendo líquido la bolsa. Llegó el momento tan esperado, la última bolsa de todas, la que dura una hora, apenas la puso, salió la burbuja. Costó lograr que arranque, se escuchaban bombas sonando de otras habitaciones, pero como Nancy estaba acá había que resolver la mía ahora, por suerte. Decidí que no tenía sentido dormirme, iba a sonar sin parar y era solo una hora, me quedé muy quieta mirando hacia arriba. Sonó cien veces y la fui apagando y llamando a Nancy. Cuando faltaban 15 minutos, decidí ponerme de costado, ya no aguantaba más la posición completamente tiesa para que no se haga burbuja. Por supuesto que al minuto de moverme sonó para avisar que había una burbuja de aire. A todo esto, Andy jamás se enteró de anda, no solo no se enteró si no que seguía roncando como si nada pasara. ¡Fin de bolsa logrado! Quedé conectada solamente con el suero, no sé si antes me heparinizó porque me puso algo con una jeringa pero no pregunté qué era, supongo que no, porque suelen hacerlo antes de irme de alta. Me despedí de Nancy y le agradecí por todas las idas y vueltas de la noche, ¡nos vemos en la última!

Intenté volver a dormir, por suerte Andy había dejado de roncar, y lo logré. Dormí hasta las 8:30 hs, muy necesario considerando que no había dormido nada y todos los cambios terminaron a las 6 de la mañana. Trajeron el desayuno, lo bueno y malo de los sábados es que todo suele ser más tarde. Si te quedas, esta buenísimo porque podes descansar un rato más sin interrupciones pero si te queres ir, no. Vino Pabla para hacerme los controles y le pregunté si ya me desconectaba. Me dijo que claro que sí y se fue a buscar todo. Es muy genia, en un ratito el Tegaderm estaba despegado y del port a cath casi ni me enteré cuando sacó la aguja. Le pedí toalla para bañarme y me dejó otra gasa para ponerme después del baño, así me queda por 24 hs cubriendo la herida. También me aclaró que me tengo que poner mucha crema, que mi cuerpo es como si estuviera volviendo a nacer. Me recomendó cremas con vitaminas A y E, ideal porque son las que me regalaron el otro día. Desayuné un pan, para evitar el mareo de ayer, tomé las pastillas de la mañana y entré a bañarme mientras Andy fue a comprar su desayuno. Estaba con dudas si bañarme o esperar a que pasen a darme el alta pero después de mirar varias veces por el pasillo y no ver ningún médico decidí bañarme.

¡Qué lindo bañarse sin torre, sin cables y con jabón Dove! Sí, el jabón que uses cambia. Aprovechando que no vino nadie me puse crema tranquila en el baño, está muy buena esta nueva porque es muy acuosa y se absorbe rápido. La primera en venir fue Rafaela, super amorosa, a despedirse y desearme una linda vuelta a casa. Después lo mandé a Andy a preguntar si ya estaban los médicos pero estaba vago, así que fui yo. Pero me interceptó Caro a mitad del pasillo, estaba entrando en la habitación de un paciente. Me dijo que los médicos ya habían llegado y ella les avisaba. Al rato vino Pabla a llevarse mi torre, que ya no la necesito y aproveché para preguntarle cuándo venían. De nuevo me dijo que iba a avisar, se sorprendió de que todavía nadie haya venido. Las horas pasaban y nada. Lo mandé a Andy, según él no había nadie en el office. Vino Federico, el clínico a cargo por el sábado, me preguntó qué recetas necesito y me dijo que ahora volvía con todo.

Pasaban los minutos y ni noticias de nadie, hasta que viene Romi, ¡finalmente! Hace mucho no la veía, la última internación no coincidimos. Me preguntó qué me faltaba para irme y charlamos un rato. Le dije que la epicrisis, a esta altura estaba todo el cuarto listo y empacado. Me dijo que Fede la estaba escribiendo ahora y la traía, genial. Después de otros cuantos minutos Andy bajó con la primera tanda de bártulos, yo no debería hacer fuerza con el lado derecho, del lado que tengo el port a cath y además estuve conectada toda la semana. Para no seguir dando vueltas, la cuestión final fue que terminamos yendo los dos al office ya abrigados, a preguntar si ya estaba la epicrisis y el papel del alta. El papel estaba, pero la epicrisis no aparecía. Al final, Pabla fue a buscar a Fede para que la haga, por suerte fuimos. Se sentó a escribirla y a los minutos ya la teníamos sellada y firmada. ¡Por fin libre!

Nos subimos a la camioneta y llegamos a casa, ¡qué lindo llegar! A esta altura del día tenía un hambre importante, había desayunado solo un pan y ayer mucho no había comido. Andy sube todo a casa y se va a estacionar la camioneta, yo me pongo a cocinar. El menú de hoy es fideos tricolor con crema y queso, comida del bien. Llega Andy y almorzamos un plato importante de fideos cada uno, no era la única con hambre se ve. De postre un riquísimo alfajor de La Aldea y directo a dormir la siesta.

Increíble habilidad la de mi marido de dormirse en medio microsegundo. Me acuerdo de pensar: clave que esté con el celular, así me duermo primero. Cuando terminó ese pensamiento él ya estaba roncando al lado mío. No podía dormirme, hasta que en algún momento lo logré y dormí una tremenda siesta de dos horas. Cómo extrañaba la nube, cada día más linda. Me quedé haciendo fiaca, hasta que vino Andy y decidimos que era hora de activar. Nos sentamos a jugar un partido de burako, me hizo miles de canastas, ¡hasta canastas limpias completas! Obvio que me re contra ganó, algo está pasando. Me comí una riquísima taza de choco krispis y abrimos las palmeritas que me había mandado Rosita el jueves, las riquísimas de jumbo.

Me senté a escribir y Andy se puso a cocinar, hoy tenemos milanesa de bola de lomo  al limón (superiores) acompañadas de arroz con arvejas. La cantidad de arroz que cocinó Andy no tiene sentido, creo realmente que es la vez que peor calculó una comida. Decidió hacerlo en el wok, y claro, hay mucho más espacio que en nuestras cacerolas para dos, no sé qué vamos a hacer con todo ese arroz. Normalmente se convertiría en croquetas, delicia total, pero no debería comer frito. Y si voy a romper la regla de lo frito hay mil productos previos que tengo muchas más ganas de comer. Después de la comida ordené un poco la cocina, Andy se fue al escritorio y me tiré en el sillón. Terminamos viendo una serie, que supuestamente era buenísima, la verdad que no me encantó tanto. Ojo, es buena, pero la vendían como que no ibas a poder parar de verla y no me pasó. Y yo soy una persona que eso le pasa muy seguido. Alrededor de las dos de la mañana, vino Andy a rescatarme del sillón, rezamos juntos y nos fuimos a dormir. Pero a pesar de estar cansada y en mi nube, me costó bastante dormirme.