93. DOMINGO PARA EL OLVIDO

Domingo 28 de julio

Dormí demasiado bien. Ayer nos acostamos 2:30 hs y hoy amanecí a las 11 hs, ¡increíble! Hice un rato de fiaca y finalmente me levanté. No tenía fiebre, todo eran buenas noticias. No había leche para desayunar, tampoco huevos, así que Andy muy amablemente bajó a comprar, capo total. Desayuné una taza de choco krispis al sol de la ventana, pero con un poco de frío. Supuse que era porque estaba en pijama y Andy tenía sweater, era lógico que tuviera algo de frío.

Decidí ir al sillón con la manta abrigada pero el frío seguía. Andy me trae el termómetro para chequear por las dudas, 38.4. No era posible, seguro anda mal, pruebo en el otro brazo, 38.5. Prueba Andy, por las dudas que esté funcionando mal, 36.2. ¡No quiero tener fiebre! Me tomo un paracetamol y al rato le pido a Andy que traiga LA manta, es una polar gigante. Me pasé casi toda la tarde metida abajo de las dos mantas, durmiendo y viendo gimnasia artística de los juegos olímpicos. Al rato decidimos chequear cuánto tenía, convencidos de que tenía que haber bajado, 39.5. ¿Cómo puede ser? ¡Qué bronca!

Me levanto para darme un baño, pensando que me iba a ayudar, pero no logro bajar la temperatura del agua y termino bañándome con agua caliente. Andy ya había almorzado pero en ese entonces yo estaba medio moribunda, no estaba en condiciones de ir a la mesa y no tenía ni un poquito de hambre. A las 4 de la tarde, logro sentarme en el sillón y Andy me trae la sopa de zapallo. Tomarme ese plato fue casi una odisea, me agoté, pero era importante comer algo, supongo. En algún momento me manché la manga del pijama y un poco la manta recién lavada, fiaca.

Es hora de cambiar de lugar, el sillón es lo más pero es blando y no ayuda con mi espalda. Me voy a la cama, de repente se aparece Andy con un bollo de servilletas mojadas y me lo pone en la frente, está bueno. Me había escrito Laura, pero yo hace rato no miraba el teléfono, le terminó respondiendo Andy. La conclusión fue que hoy no vaya a la guardia, pero si mañana tengo fiebre tengo que volver. Además tendrá que evaluar cuándo se puede hacer el quinto ciclo, obviamente con fiebre no es posible. Le sorprendió que no me hicieran un hemocultivo del port a cath, y pidió que si tenemos que volver a la guardia, la llamen, el sábado no la habían llamado.

Al rato llega mamá y reemplaza el bollo de servilletas por una toalla de manos mojada. Encuentra la bolsa de semillas, que es para calor y frío, y la mete en el freezer. Al rato la trae, la verdad que está muy buena la de semillas fría, pero hay que tenerla un buen rato enfriándose porque duró poco esta vez. Mientras, me va haciendo masajes en los pies, después piernas y espalda, lujo total. La fiebre seguía sin bajar, mamá trae la toalla mojada que había metido al freezer, estaba totalmente congelada. Me la banqué un ratito y la sacamos, ya hasta mi cerebro estaba congelado.

A estas alturas del día, casi las 7 de la tarde, la temperatura empezó a bajar, ¡lo logramos! Ya me siento mejor y decido levantarme de la cama, mamá tenía que ir a la farmacia, le pedí si me podía comprar un remedio y un termómetro de los de antes, el nuestro es el digital. Se fue a comprar, yo me senté a escribir y Andy volvió de su salida a correr.

¡Qué bueno poder estar sentada escribiendo sin dolores, sintiéndome dentro de todo bien! Escribí los dos capítulos faltantes y busqué las fotos de cada día. Pero en el medio ya estaba la comida lista. Mamá ya había vuelto con mi medicamento pero no había conseguido el suyo. Hoy Andy cocinó sopa cremosa de zapallo y fideos caseros de Belu con salsa de champiñones y queso rallado por arriba. Estaba todo riquísimo, por suerte ya tenía hambre. De postre un poco de chocolate lindt regalo de Andy, traído de su viaje laboral. La espalda ya estaba molestando, la odio, sentía como punzadas en la costilla derecha.

Nos vamos al sillón a empezar la temporada 3 de “El encargado”, Andy decide ver el segundo capítulo pero medio que se queda dormido. Suspendemos la tele, nos lavamos los dientes, rezamos juntos y a dormir en la nube, ¡una noche más!