76. 4º CICLO – DÍA TRES

Jueves 11 de julio

Dormí bien pero me desvelé a las 4 am pensando en el libro de Male, si conviene hacerlo por nuestra cuenta o enviarlo a una editorial, ¡qué difícil decisión! La primera en aparecer a la mañana es Mariel, son todos un amor y suelen dejarme para el final, soy la más vaga a la mañana. Me hace los controles, todo bien. Pasa Ezequiel, revisión completa, le cuento que hice las sentadillas y le pido que me recuerde el ejercicio de los gemelos, era con las dos piernas a la vez no intercalado, me parecía que algo no estaba haciendo bien.

Desayunamos con Andy, últimamente vienen 5 galletitas en los paquetes sándwich, lo malo es que el dulce no es suficiente así que termino comiendo las 4 de siempre, repartiendo lo mejor posible el dulce para que todas tengan. Obvio que le robo una parte de su tostado a Andy, ahora se va a lo de Rosita y comida no le va a faltar. Antes de irse me baño y me ayuda con la crema de la espalda, vengo medio vaga con las cremas…

Me siento a escribir el capítulo de ayer, y tratar de juntar fotos, le pido a Tere del porta agujas que hicieron entre mamá y Rosita. Pasa mamá a saludar un ratito, entre medio de las millones actividades que tiene, vemos algunas cosas juntas y se lleva ropa para lavar, es lo más, atenta siempre a todo. Cuando se va, decido que como tengo muy abandonado el cuaderno de “Guests and friends”, es hora de elegir las fotos, del más de un mes de atraso que tengo, y ponerme las pilas. Empiezo a imprimir pero en la mitad se me queda sin batería la impresora, tendré que seguir después con las impresiones. Empiezo a repasar los días e ir anotando lo más importante, es muy loco repasar todo, entre el ciclo dos y tres tenía unos dolores de cuerpo y espalda infernales, ¿qué clave que el cuerpo se olvide no? 

Decido sentarme a almorzar, la bandeja había llegado hace rato pero la traen muy temprano, decido sentarme al sol. De nuevo había sopa, budín verde (nunca tienen gusto a nada), carne con zapallo y duraznos en almíbar de postre. Me tomo al sopa que estaba muy rica y el postre, aprovechando para estar un ratito al sol. Me paso a la cama para seguir escribiendo el cuaderno y viene Irene. Charlamos un buen rato, le muestro el libro de Male y los stickers, me cuenta que me lee en el blog y hablamos un poco de mi trabajo. Super amorosa y atenta.

Llega Gonzalo para su exámen exhaustivo, todo bien clínicamente. Aprovecho para consultarte por el informe de la tomografía donde aparecen unas medidas pero no se entienden bien, de hincha que soy nomás. Se sienta a leerlo porque tampoco entiende muy bien, por un lado porque las medidas de la tomografía diagnóstica no coinciden con el tamaño que él recuerda que tenía (son menores) y por otro lado, porque hay una medida que aumenta cuando supuestamente se achicó. Me dice que va a consultarlo y vuelve más tarde. Cuando sale lo escucho que llama por teléfono para pedir la aclaración del informe enviado y después se va a ver otros pacientes. Yo sigo con el cuaderno un rato más, hasta que me aburro. Vuelve Gonzalo, me dice que desestime el informe anterior que el que me está dando él ahora es el oficial, ¡impresionante cambio! Dejo acá las últimas medidas:

	14-5-24	8-7-24
Transverso máximo	71 mm	44 mm
Anteroposterior máximo	26 mm	15 mm
Céfalocaudal	100 mm	56 mm

Finalmente llega papá, lo esperaba con ansias porque  viene con cosas ricas escondidas en la campera, abajo estaban confiscando toda comida del exterior, por suerte se avivó. Desde la mañana ya le había mandado dos opciones de cosas ricas para traer, al menos le di opción de elegir a él cuál prefería, obvio que de cada lugar estaba indicado qué me gustaba. Cuando no tenes apetito, aprovechas para comer cosas que ya sabes que te gustan, más cuando tenes padres super malcriadores. Lo primero que hacemos es probar las cosas ricas y después hacer el cálculo de la reducción del linfoma. Yo creía que se había reducido a la mitad pero papá dice que como es volumen se redujo mucho más. Con ayuda de la calculadora sigo sus indicaciones y descubrimos que se redujo un 80%. A chequear mañana con Laura si esto es correcto, nosotros igual lo festejamos, porque si no es el 80% igual se re contra redujo. Mientras él corrige el capítulo yo me como los alfajorcitos de chocolate intercalando con las lengüetas de aceite de oliva, gran combinado agridulce. Post corrección y publicación del capítulo decidimos que nos ganamos una siesta, cortita. Él había estado con Male casi toda la tarde en la plaza, como no estaban sus amiguitos, lo tuvo de la seca a la meca sin parar. Yo estaba cansada de la vida, ni idea, pero necesitaba descansar un poco porque si no a Manu no le iba a poder dar nada de bola.

Empieza a sonar el robot, se va terminando la segunda bolsa, así que van a buscar la tercera. Al rato vuelven Sabrina, Ivi y la auditora del Mater, super amorosa, empezó a leer el blog que ayer le pasó Ivi. Por indicación de Ivi y, para mi gran sorpresa, esta bolsa va a pasar a 32 mm/h (las otras a 25 mm/h). Obvio que yo desde el primer día vengo hinchando pero medio que ya había aceptado mi destino, fue una linda sorpresa, esto significa que el sábado en vez de irme a la noche me puedo ir bastante más temprano.

Nos sentamos con papá a jugar al Burako, le había escrito temprano para que traiga cartas si quería jugar. El muy desubicado me ganó, se está olvidando que por estos meses me toca ganar a mí siempre. Tengo que admitir que hubo una mano que la jugué muy mal, de apurada, y acá el: “carta en mesa, carta que pesa” se aplica rigurosamente.

Llega Manu, estábamos ya en la última mano, era obvio que ya me ganaba, le faltaban mil puntos y a mí mil quinientos, él tenía mil jockers y yo ninguno. Nos espera a que terminemos mientras lee el libro de Male. Nos despedimos de papá y ponemos la mesa. Hablamos mil horas de todo un poco: trabajo, casamiento, cómo viene todo por acá, recomendación de crema para cicatrices, un buen mix. Andy se había ido a comer con sus amigos, Manu se quedó un buen rato pero ya estábamos las dos bastante cansadas, este mes está rotando en el hospital de niños, más todo lo que ya hacía.

Pasa Erika a hacer los controles nocturnos y después a traer el zofrán (reliverán potente). Por las casualidades de la vida coincidimos con Jor para hacer videollamada, está viviendo en Australia, ósea que está 13 hs en el futuro. Hoy no trabajaba así que era el día. Vive en un campamento en una isla que parece que es increíble pero está llena de dingos. Yo no sé si ustedes saben lo que son, yo claramente no lo sabía. Son perros salvajes que te arrastran hasta el mar, te ahogan y después te comen, divinos. Según Jor que son muy lindos y te dan ganas de acariciarlos, está chica se volvió loca. El campamento está cercado con cerco eléctrico, por lo cual adentro están a salvo pero si querés salir o ir a la playa tenes que ir acompañada y con un palo, locura total. Sumado a los dingos, en el mar hay tiburones y manta rayas que te matan al instante. Sumado a esto, en el campamento hay mega arañas, víboras e iguanas, éstas últimas no me molestan. Sigo preocupadísima con los dingos, no puedo creer que existan, me contó que una vez una chica estaba siendo ahogada por tres perros, un chico entró a salvarla, la salvó pero ¡él perdió un brazo! Parece que a veces hay mandas, tipo de 12 perros, en ese caso, no hay forma de salvarse porque se imaginarán que no hay palo que resista. Más allá de todo esto, está contenta, tiene una amiga española super amorosa y parece que se queda otro mes más.

Finalmente llega Andy, venía con regalos de Belu y Joaco, una medallita para el auto y otra para mí de la medalla de la vírgen milagrosa. Además unos fideos tricolor muy fashion con la forma de la Torre Eiffel, personaje total, ya les voy a contar qué al son, ¡tienen buena pinta! Salimos a caminar y charlar de las novedades del día, en el pasillo nos cruzamos con Anita y Nancy y nos ponemos a charlar, son un amor. Están celosas que muchas veces cuando los pacientes terminan el tratamiento no suelen volver a verlas, por el horario, están siempre a la noche y acá a partir de las 20 hs son un poco más rigurosos con la entrada. Volvemos de la caminata, rezamos juntos y a dormir. Andy empezó a roncar el segundo que apoyó su cabeza en la almohada, se ve que estaba agotado.